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PERENGIL INFO

Un peculiar edificio ibérico

El Perengil es una construcción peculiar en la arquitectura ibérica y que sigue siendo hoy en día un pequeño misterio para la investigación arqueológica en cuanto a cuál fue su funcionalidad.
Actualmente la hipótesis más plausible por su cronología y situación es la de su uso como enclave estratégico en la época de las Segunda Guerra Púnica que enfrentó a cartagineses y romanos.
Merece la pena acercarse y desde su enclave contemplar el entorno e imaginar la historia que el lugar atesora.
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Hallazgos
Doc. arqueológica
Geomática
El Perengil es un edificio aislado en lo alto de una colina sobre el llano de Vinaròs. Este yacimiento ha aportado más preguntas que respuestas por la peculiar arquitectura que presenta en relación con la Época Ibérica, en la que está datado, y por los escasos y fragmentados restos hallados en las excavaciones realizadas.

El exterior y la estructura

En su exterior, en los lados este y sur, presenta una preparación del suelo a modo de acera. La entrada al recinto se encuentra en el ángulo nordeste, dando acceso a un pasillo originariamente enlosado, y que conduce a un segundo espacio, formando un acceso acodado. Este tipo de entrada en codo es una de las peculiaridades del edificio ya que no es habitual en construcciones de la época.
La torre, de planta rectangular de 11'20 x 14'89 m, se construye sobre una base hecha de grandes bloques de piedra caliza del terreno y mampostería. El muro perimetral alcanza el considerable grosor de 1,70 m. Se supone que el alzado superior del muro  se continuaría con una pared de barro y sería rematado, como era habitual en los íberos, por un techo de madera y enramado.

El muro perimetral alcanza el considerable grosor de 1,70 m.

El interior

A través de la ya comentada entrada en codo se accede a una superficie dividida en cuatro espacios, uno de ellos central.
En la sala principal, se hallan unas construcciones de mampostería, aparentemente sin ninguna funcionalidad concreta: dos estructuras circulares, y una tercera rectangular. En esta misma estancia se encuentra un hogar, además de una escalera de mampostería que daría acceso posiblemente a un altillo.
Junto a la escalera se encuentra la puerta de acceso a una segunda habitación lateral, sobre la que se encontraría el piso elevado.
Casi en el extremo final de la estancia principal se ubica un pequeño espacio que no llega al metro cuadrado delimitado por unos muretes de mampostería. Detrás de este espacio se encuentra otra habitación de tamaño regular.

 

Hallazgos

El material que ha proporcionado el yacimiento es muy escaso y está muy fragmentado. Predomina la cerámica a torno ibérica, pintada y la de cocina.
En cuanto a las cerámicas de importación, hay que destacar la proveniente del comercio púnico, un ánfora ibicenca, y las del ámbito itálico, representadas por fragmentos de ánfora greco-itálica y cerámica de barniz negro. Esta cerámica de importación señala un periodo cronológico que se situaría entre la última década del siglo III a.n.e., y las dos primeras de la centuria siguiente.

Hipótesis

La problemática que presenta el yacimiento es su funcionalidad específica, ya que ha resultado muy dificultoso atribuirle un uso concreto, debido en parte al escaso material que ha proporcionado la excavación, y por otra, a la singularidad de la propia construcción, la cual no tiene paralelos arquitectónicos en otros yacimientos ibéricos.
Su entrada en codo y especialmente el grosor de sus paredes perimetrales, hacen pensar que pudiera corresponder a una construcción de carácter estratégico, una torre de vigía o de defensa. Su enclave es ciertamente estratégico y permitiría una gran visibilidad sobre las posibles vías de comunicación de su entorno.
 
Por otro lado, las estructuras de mampostería de la estancia principal recuerdan a un edificio destinado al culto.
 
Por la cronología deducida de los hallazgos cerámicos, y siguiendo la hipótesis del uso militar, el edificio se puede relacionar, en su construcción y breve ocupación, con la II Guerra Púnica que enfrentó a romanos y cartagineses. Este enfrentamiento se suele fechar entre el año 218 a.n.e., fecha en la que Roma declara la guerra tras la destrucción de Sagunto, hasta el 201 a.n.e. cuando el general cartaginés Aníbal y el general romano, y más tarde senador, Escipión el Africano acordaron las condiciones de la rendición de Cartago.

 

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