Ampliaciones sucesivas en estancias y edificios anexos
La típica villa romana tenía una pars urbana para las residencias del propietario y su familia con las mismas comodidades que tenía en su domus2 de la ciudad; una pars rustica, donde estaban la cocina y los cuartos de los trabajadores esclavos, y una pars fructuaria en la que se elaboraban, conservaban y almacenaban los productos del campo. La distribución y subdivisión de los espacios en la villa de Vinamargo es difícil de identificar porque ha sufrido diferentes ampliaciones que han modificado la ordenación de las estancias y los edificios anexos a la vivienda. Pero sabemos que a mediados del siglo I o inicios del siglo II d.n.e. se creó un primer núcleo en la zona oeste.
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No ha sido excavado en su totalidad, sólo la zona afectada por las obras, que tiene una extensión de 2.750 m²
Sin embargo, ya a partir de los siglos III-IV d.n.e. el proyecto va cambiando y se advierten unas superposiciones de nuevas estructuras y una gradual ampliación. De hecho, en la parte occidental se ubicará la pars rustica (almacenes, establos y habitaciones del servicio), en el área oriental la pars fructuaria (hornos y estancias anexas) mientras, con toda probabilidad, la pars urbana fue desplazada a la parte sur, con reformas y nueva definición de los espacios, añadiéndose, entre otros, el complejo termal, el horno y el hypocaustum.
Tres patios con habitaciones alrededor
La villa está compuesta por tres módulos que repiten el mismo patrón: un patio alrededor del cual se distribuyen las diferentes estancias. El primer patio está situado en el centro y a él se accedía por la zona norte, pero se desconoce la delimitación porque esta parte fue destruida durante las obras de ampliación del actual camino de Vinamargo. Este espacio presenta un pórtico con cuatro bases de pilar o columna, dos canalizaciones oblicuas y un pozo con otra canalización que se construyó en un segundo momento. Por el lado sur se accede a una zona que corresponde a una fase más avanzada, donde encontramos las termas, con los baños del frigidarium4, el caldarium5 con restos del hypocaustum, el praefurnium6, el furnus7 y otras estancias más que podrían ser el tepidarium8 y la natatio9, además de los restos de una letrina.
En la esquina suroeste se halló una balsa cuadrangular, con sistema de agua, así como dos dolia10. Es probable que estas estructuras y la canalización tuviesen una función relacionada con la arcilla, más concretamente con su fase de decantación y cocción. Desde este primer patio se accede, a través de un pequeño pasillo, al segundo patio, ubicado más hacia el oeste y que originariamente no tenía estancias a su alrededor sino tapia. Luego, en una fase de cambio estructural este patio se extendió hacia el oeste, modificándose su forma y colocándose habitaciones totalmente simétricas en su entorno. Son 15 estancias de perfil cuadrangular y diferentes tamaños que bien pudieron ser almacenes, estabulaciones e incluso servir como hábitat.
El asentamiento estaba situado en una posición de gran importancia estratégica: a dos kilómetros del mar, muy cerca del Caminàs y relativamente próximo a la Vía Augusta
Habitaciones para los esclavos
En cambio, el tercer patio es, con toda probabilidad, el área donde se pusieron las primeras piedra para edificar la villa.
Este espacio, con acceso desde el lado este, tenía un patio central, el pórtico perimetral, un impluvium11 y varias habitaciones, pero resulta difícil su interpretación por las numerosas transformaciones posteriores. La única bien documentada es una sala rectangular, situada en la esquina noreste, que conserva el pavimento original.
Este tercer patio está delimitado por una calle porticada y, más al este, por la pars rustica con las estancias para los esclavos.
Se ha constatado que las primeras construcciones comenzaron a mediados del siglo I d.n.e.
Dentro del conjunto de la vivienda hay que señalar un espacio muy interesante que se sitúa en el límite oeste. Se trata de una pequeña habitación absidal flanqueada por varias habitaciones cuadrangulares. La hipótesis propuesta por los investigadores es que se trata de un área que tuvo una funcionalidad religiosa, tesis corroborada también por el hallazgo, en la estancia contigua, de un suggrundaria12 dentro de una fosa cubierta con una tegula con su ajuar cerámico que acompaña al pequeño difunto.
Muros de mampostería
Desde la fundación de la villa hasta las diferentes fases de modificación y reformas se utilizó el mismo patrón en cuanto a la técnica de construcción empleada. Es una cimentación construida con zócalo de muros de mampostería que llegan a los 90 cm de altura, un alzado levantado con tapial y una cobertura que, según los derrumbes encontrados, estaba constituida de tegulas13 e imbrex14. Sin embargo, se han podido documentar dos pavimentos in situ realizados con opus caementicium15 mientras que el suelo de la zona de las termas, por los restos romboidales hallados, debía ser de opus reticulatum16.
El material encontrado en las diferentes campañas de excavaciones contribuye de alguna manera a poner orden en las distintas fases de cambios y ampliaciones que afectaron a la villa de Vinamargo, aunque el trabajo de catalogación está todavía en proceso. Se ha recuperado una relevante cantidad de cerámicas de transporte procedentes en su mayoría de la Tarraconensis (siglos I-III d.n.e.), asociada al comercio de vino, y de la Bética para el comercio de aceite y salazones -de pescado. Además, hay un grupo de ánforas africanas (siglos II-IV) y variadas tipologías de vajilla fina de mesa, como platos, boles y copas, o vasos de terra sigillata17 hispánica (siglos I-II d.n.e.). Algunos presentan el sigillum, la marca del alfarero, que ayuda a averiguar la procedencia de las piezas.
El propietario, probablemente un patricio, mandó construir la villa para realizar la explotación agropecuaria de la zona
Producción cerámica propia
Los desechos de cocción que se hallaron en una zona exterior de la villa documentan que sus habitantes producían su propia cerámica (siglos I-II d.n.e.). Se han llegado a identificar anforillas, lucernas y cantimploras con el sello de su alfarero, que revela el nombre de Ático. Todas las piezas están hechas a molde y se presentan retorcidas y deformadas, razón por la que se tiraron. Aunque esporádicos, junto a los de época romana hay fragmentos de cerámicas andalusíes de los siglos X al XII. Este hecho debe ponerse en relación con la existencia en la proximidad de la villa de una alquería andalusí. Son testigos algunas estructuras de esta época halladas en la parte oeste de la vivienda y otras de los siglos XIV y XV, en el lado este.
De los objetos metálicos son importantes algunos restos de hierro o plomo asociados con el mobiliario y también herramientas de trabajo de campo, clavos o grapas. Hay también monedas, como ases y sestercios, con una cronología a partir de los siglos II-I a.n.e. hasta los siglos I-III d.n.e. Se hallaron fíbulas (broches de bronce decorados) utilizadas en los arneses de los caballos y objetos de hueso trabajado como alfileres de cabello, punzones, agujas de coser, mangos de cuchillo, piezas de bisagra, etc. datables en los siglos II y III d.n.e.
En cuanto al material de vidrio, sabemos que se trata de recipientes usados como servicio de mesa. También hay grandes paneles de cristal utilizados para las ventanas e, incluso, varias cuentas de pasta vítrea y teselas de mosaicos.