1.600 años entre las dos ocupaciones
El poblado se sitúa, como hemos dicho, en lo alto de un cerro impenetrable por la parte este pero accesible por las vertientes norte, sur y oeste. Justo por este lado, en época altomedieval se decidió construir una muralla en seco con bastiones en puntos concretos. Este lugar fue ocupado en dos momentos cronológicos muy distintos, tanto que entre la primera y la segunda fase hay 1.600 años de diferencia. Un primer asentamiento se creó entre el siglo VIII y mediados del siglo VII a.n.e., pero fue abandonado súbitamente debido a un incendio. Durante esta época se construyeron una serie de viviendas y almacenes de forma rectangular adosados a una muralla por las vertientes sur y oeste de la cima. Los investigadores han diferenciado cuatro ámbitos en los sectores excavados en el sur.
Las excavaciones realizadas hasta el año 2014 han revelado cuatro espacios diferenciados en la primera ocupación del Tossal. Dos de ellos sirvieron para almacenar los alimentos y los otros dos estuvieron relacionados con el procesado y el consumo, entre otras funciones
El A está documentado como un espacio doméstico, al cual se ha asociado un conjunto de distintas piezas cerámicas en buen estado de conservación y un fragmento de un cuchillo de hierro. Este sector está muy alterado por las fases andalusíes, lo que dificulta la visión general de la zona, pero, a partir de los indicios recogidos, se puede elaborar la hipótesis de que era un área destinada a trabajos de molienda o de procesado de alimentos. Asociados a esta fase se encontró un número ingente de piezas cerámicas hechas a mano y en buen estado de conservación, como grandes contenedores para almacenar y otros más pequeños como jarras, ollas y vasos prácticamente intactos, restos de fauna y una viga carbonizada.
El espacio B también tuvo una función doméstica, quizá también relacionada con almacenaje y hogar. La presencia de determinados recipientes, apoyados en la superficie y casi completos, confirma esta interpretación. También se han encontrado diversas varillas de hierro, láminas y fragmentos de brazaletes de cobre.
Un horno y dos molinos
La estancia C es más interesante porque se conserva una superficie de 7,50 m2 y por la presencia de un hogar adosado a un horno. Además, se han encontrado in situ dos molinos barquiformes, uno en el pavimento y el otro frente a la boca del horno; grandes recipientes de almacenaje; elementos vinculados a la preparación de alimentos y, finalmente, algunos vasos fragmentados que, por su condición y nivel de dispersión en la superficie, se supone que en origen estaban situados en un estante ubicado a una cierta altura que en un momento dado cayó.
El material hallado por los arqueólogos lo componen en su mayor parte objetos de cerámica hecha a mano, como contenedores, vasijas, jarras y vasos, en excelente estado de conservación
El ámbito D está muy afectado por las sucesivas modificaciones producidas en el siglo X d.n.e. pero, según un estudio del espacio, hubiera podido superar los 8 m2. En cuanto a funcionalidad y al material hallado, presenta una situación parecida a la de las otras estancias. El incendio y derrumbe de las estructuras provocaron el cierre y la protección, de alguna manera, del contexto doméstico, así como de los objetos existentes en el momento de abandono del poblado. De hecho, esta condición ha preservado algunos elementos constructivos como paredes, techos y muros, que de esta manera muestran la técnica empleada en su construcción. Se trata en su mayoría de barro o tierra en forma de pellas, a veces endurecidos por efecto del calor, así como con improntas de materia vegetal o de otro tipo. Pero hay una cierta variabilidad en las texturas y composiciones que indicaría la existencia de diferentes recursos constructivos. En este sentido, hay en marcha un estudio exclusivo que intenta averiguar los materiales utilizados y su proceso de modificación bajo ciertas condiciones a través de pruebas experimentales.
Teorías sobre la construcción
Con toda esta información se pudo diseñar una primera hipótesis constructiva: entre los ámbitos había tabiques constituidos por postes verticales de madera en su parte central, incrustados en el zócalo de piedras.
Luego se le añadió un entramado de ramajes, que era el esqueleto de la estructura, y finalmente se recubrió todo con una capa de barro y vegetales desde abajo hasta la cubierta. En la superficie exterior se aplicó otra capa de barro más fino. Por otra parte, la cubierta estaba formada por un soporte de vigas, con sesión rectangular o circular, cubiertas por ramas y una capa final de barro. Todo se encontraba revestido de materia vegetal y piedra plana en un intento de impermeabilizar el tejado.
La mayor parte de material recuperado durante estos años de investigación han sido piezas cerámicas, casi todas hechas a mano, además de importaciones fenicias y numerosos fragmentos de la época islámica y posteriores. Aunque sea todavía en fase de estudio, sin duda los conjuntos cerámicos hallados han sido una importante fuente de información para llegar a comprender mejor la posible funcionalidad de las distintas áreas analizadas. Así, en los ámbitos B y D se concentran gran parte de los contenedores destinados al almacenamiento mientras que los espacios llamados A y C están asociados al procesado y consumo de alimentos u otras actividades. Un aspecto interesante es notar cómo algunos de estos objetos han podido, en un determinado momento, perder su uso primitivo para ser reutilizados en otro cometido.
El Tossal de la Vila vivió su primer asentamiento en el siglo VIII a.n.e. y, tras ser abandonado por un incendio, no fue ocupado de nuevo hasta la época andalusí
Hierro Antiguo y Bronce Final
En cuanto a la manufactura se observan dos tradiciones diferentes, un grupo que va a formar parte del repertorio típico de los contextos del Hierro Antiguo castellonense entre mediados del siglo VII y la primera mitad del VI a.n.e. y otro que responde a producciones y áreas de influencia del Bronce Final del noreste. Por otra parte, la cerámica fenicia ha sido recuperada en sectores con estratigrafía alterada o en zonas superficiales. A partir de los fragmentos se ha reconstruido un ánfora procedente de los centros fenicios del Estrecho de Gibraltar, datable entre mediados del siglo VIII hasta la segunda mitad del siglo VII a.n.e.
Respecto a la segunda ocupación, que se produjo durante la época andalusí, en el siglo X d.n.e., tenemos más evidencias en el ámbito arquitectónico porque sus pobladores decidieron fortificar el poblado con una muralla y una serie de bastiones semicirculares y cuadrados. En la parte anterior de la cinta muraria, mientras tanto, se distribuyeron diferentes departamentos, algunos de los cuales se emplearon como almacenes y otros, de residencia.
Datación de los restos vegetales por carbono 14 ( C14)
Las análisis que se realizaron sobre los restos vegetales hallados en las excavaciones han permitido conocer las principales actividades económicas en la primera fase de ocupación del Tossal de la Vila. Sus pobladores se dedicaban a la agricultura, centrada exclusivamente en cultivos de cereales, como trigo y cebada, y, por supuesto, al aprovechamiento de los recursos vegetales silvestres de la zona, como bellotas y endrinos.
Gracias a los indicadores arqueológicos encontrados durante las campañas de excavaciones se ha podido llegar a clarificar la cronología absoluta del asentamiento. Se trata de dos fuentes de datos, aportados por el método del C14 en restos hallado en el contexto del Bronce Final-Hierro Antiguo. La primera es una muestra de madera carbonizada, posiblemente un poste de la cubierta de la estancia A, y la segunda una semilla de bellota también carbonizada, recogida en el ámbito C. Estas pruebas testimonian justo el momento inicial de la fase constructiva y el episodio del incendio final del asentamiento.
En las cuevas cercanas han sido encontrados materiales datados entre el Neolítico y la Edad del Bronce, así como grabados del Paleolítico.