El Tossal de Mortórum se alza sobre una gran plana litoral que abarca la Ribera de Cabanes, Torreblanca y Oropesa.
El yacimiento cuenta con dos puntos de interés: El Poblado ocupado entre el 1950 y el 550 a.n.e. y un túmulo funerario datado entre el 1740 y el 1140 a.n.e.
La visita a este yacimiento, cuyo acceso requiere de una corta y hermosa subida por un camino hasta el cerro, nos hará entender mejor su estratégica ubicación, situarnos en la vida de un poblado de pequeñas dimensiones aunque con buena conservación de sus diversos espacios y contemplar el túmulo funerario, único por su construcción en toda la zona.
El yacimiento del Tossal de Mortórum consta de dos localizaciones, el poblado y el túmulo funerario. El poblado fue habitado desde la Edad del Bronce, época en la que los habitantes del mismo construyeron y utilizaron el túmulo funerario. En el poblado aun quedando ciertos vestigios de estructuras de la ocupación en la Edad del Bronce hoy en día visitamos los restos de su etapa en la Edad del Hierro.
Tras ascender por el camino que da acceso a lo alto del cerro lo primero que nos encontramos es un pequeño poblado. Las excavaciones nos han permitido saber que es un lugar que se habitó ya hace 4000 años y que ha tenido varias fases de ocupación que finalizarían a mediados del siglo VI a.n.e.
El lugar en el que está situado el poblado posee un sistema de defensa natural por lo escarpado del terreno en el que se asienta. Desde su ubicación además se puede acceder visualmente a una amplia franja de territorio. Por último su entorno natural a escasos 5 kilómetros de la costa y la franja de la sierra litoral a la que pertenece hace suponer que en su momento proporcionaría una gran cantidad de recursos para la supervivencia.
Fue ocupado por primera vez en la Edad del Bronce aunque durante un breve periodo de tiempo. De esta etapa tan solo se han podido excavar algunos vestigios de construcciones. Esta fase de ocupación finalizó con al abandono del asentamiento probablemente a causa de un incendio.
En la Edad de Bronce pero ya en el período tardío el lugar fue de nuevo habitado. Esta vez el poblado fue configurado construyendo sobre aterrazamientos que aprovechaban las irregularidades del terreno. Junto a sus edificaciones y en el lado menos escarpado se levantó en esa época una muralla defensiva asentado sobre la roca y basado en grandes bloques de piedra caliza sin trabajar y trabados en seco. De esta etapa se han recuperado piezas cerámicas fabricadas a mano algunas de tamaño medio y recipientes de servicio con decoraciones incisas o de cordón. Estas junto al análisis de restos de carbón han sido las que han permitido una datación más exacta de esta fase.
La última fase de ocupación, en la Edad del Hierro configura el poblado con una estructura más clara. Podemos detectar tres calles en torno a las cuales se distribuyen trece estancias de forma rectangular agrupadas en cuatro manzanas. La técnica de construcción es sencilla con bloques de piedra con tendencia plana pero sin trabajar y un característico mortero amarillo. Para la construcción de hogares y hornos y para la construcción de techos se utilizaron bloques de piedra más grandes. Sus habitantes diferenciaron zonas de almacenaje y de vivienda. También el poblado estaba defendido con una muralla y al parecer por una torre. Se supone que una actividad principal en relación con el poblado era la explotación minera.
Sobre su modo de vida podemos saber de sus labores agrícolas y ganaderas y de la fabricación de sus útiles de trabajo y cotidianos. Se han hallado cerámicas de vajilla y almacenamiento Estos restos cerámicos son en una gran proporción cerámicas hechas a mano pero como corresponde a la época hay relevantes piezas de cerámica a torno así como cerámicas de importación fenicia.
El yacimiento ha proporcionado también en relación a esta fase varios objetos metálicos de hierro y bronce. Algunos cuchillos de hierro de pequeño tamaño y diversos ornamentos de bronce.
A través de los hallazgos se puede deducir que el asentamiento tuvo un relativamente corto periodo de funcionamiento, de entre 50 y 100 años, aspecto que es coherente con las características constructivas y de uso observadas. No se han detectado remodelaciones estructurales que puedan interpretarse como reorganizaciones del espacio o de reparación por deterioro.
Esta última fase de ocupación como sucedió en el bronce tardío finalizó con el abandono del poblado a causa de un incendio.
Este túmulo funerario se utilizó para enterrar a los habitantes de Mortórum durante la Edad del Bronce, es decir a lo largo del segundo milenio a.n.e.
Descubierto en el año 2006, se trata de una gran estructura de carácter funerario, formada por un espacio central o una cámara sepulcral delimitada por grandes losas en vertical, y sostenida por una forma estructural más o menos cuadrangular construida con grandes bloques de piedra.
A pesar de que la tumba fue expoliada de antiguo, las excavaciones han permitido recuperar restos humanos de 5 individuos, si bien pudieron ser bastantes más los depositados en ella.
El túmulo de Mortorum es especialmente interesante porque representa un tipo de enterramiento que es típico de otras zonas peninsulares de tradición megalítica, pero no de Castellón ni de zonas limítrofes donde en la Edad del Bronce se acostumbraba al enterramiento individual generalmente en pequeñas cuevas, aunque en esa época y en esta zona aparecen también enterramientos bajo viviendas o en fosas.
Sería un enterramiento de cámara simple pero que no pertenecería a ningún conjunto tumular y probablemente sería reutilizado a lo largo del tiempo en el que los pobladores del Bronce permanecieron en el lugar. Es esta la otra peculiaridad, su relación directa con un poblado, ya que se encuentra a unos 250 metros del mismo.